Desde 2018, colaboramos con GoodShipping. Gracias a esta alianza, nuestras botellas se transportan en buques que utilizan biocombustible 100 % renovable. Lo decimos en serio; nuestras botellas llegan a todos los rincones del mundo. Esto significa que cada vez más personas beben agua del grifo, ¡y eso nos encanta!
Aunque el transporte marítimo es mucho más eficiente que el aéreo en cuanto a emisiones por producto, todavía está lejos de ser una opción limpia. Anniek Sluis, Growth Accelerator en GoodShipping, lo resume así:
«El fuelóleo que se usa en los buques es básicamente lodo sacado del fondo de una refinería. Muy contaminante. Y hay muchísimo transporte marítimo. Aunque no lo parezca, el 90 % de lo que compras — comida, ropa, muebles — llega por barco.»
Es hora de limpiar la cubierta.
«Más fácil decirlo que hacerlo», reconoce Anniek. «Ese lodo cuesta menos que un biocombustible sostenible. Y aunque el coste no fuera el problema, algunas opciones requieren cambiar motores. Otras no sirven para rutas largas.»
Ahí es donde entra GoodShipping.
De residuo a energía
GoodShipping compra su biocombustible a GoodFuels. Éste combustible es 100 % renovable y puede usarse en cualquier buque sin hacer ajustes técnicos. Además, no es un biocombustible cualquiera. Como bien explica Anniek:
«Muchos se hacen a partir de residuos del aceite de palma o provocan deforestación. GoodFuels utiliza aceite de cocina usado o Crude Tall Oil, un residuo de la industria papelera.»
Esto reduce las emisiones del transporte marítimo en casi un 100%, ya que el combustible todavía genera algo de CO ₂. Para ser precisos, la reducción es del 85%, lo que a nosotros nos bastó.
Como dice Merijn, nuestro fundador:
«En Dopper queremos reducir el impacto en todos los frentes — está en nuestro ADN. Nos gusta ser los primeros, para demostrar que se puede hacer de otra forma. Más sostenible. En todos los niveles. Y ver a más iniciativas surgir es una gran señal.»
¿Cómo funciona el transporte sostenible?
La fábrica es la misma. El transportista, también. El barco, igual. Incluso el combustible. ¿Entonces que cambia?
Anniek explica de nuevo:
«Mientras el combustible sostenible no sea la norma, no podemos prometer que el barco que lleva tus productos funcione con nuestro biocombustible. Si lo hiciéramos, tendríamos que seguir cada contenedor con nuestro combustible por todo el mundo.»
Lo que sí sucede es que GoodShipping calcula cuánto combustible normal usaría ese envío y compra esa misma cantidad en versión renovable. Dopper paga la diferencia, lo que hace que un barco (en el puerto de Róterdam, por ejemplo) pueda abastecerse con ese biocombustible.
¿Esto es como compensar emisiones?
No. No se trata de plantar un árbol para sentirnos mejor.
«Esto no es compensación», explica Anniek. «Esto reduce de verdad las emisiones de CO₂. Aunque no ocurra exactamente en el barco que lleva tu carga.»
El objetivo: desaparecer.
GoodShipping lleva años en marcha, y nosotros fuimos uno de sus primeros aliados. Primero se sumaron empresas sociales, y ahora también grandes corporaciones.
«En los dos primeros años tuvimos mucha visibilidad: TED Talks, un premio de innovación de Accenture, varios reconocimientos. Apenas empezábamos. Pero teníamos claro hacia dónde íbamos.»
Hoy, el grupo al que pertenece GoodShipping tiene medalla de oro en la evaluación de sostenibilidad EcoVadis.
Y su meta es clara: que lo sostenible sea lo normal — biocombustibles, hidrógeno, barcos eléctricos — y que su propia existencia deje de ser necesaria.
El sueño de Merijn también es que un día podamos decir que, al beber del océano, también lo hemos limpiado, y que las botellas de plástico de un solo uso hayan desaparecido de los estantes.
«Hasta que llegue ese momento, vamos a hacer todo lo posible para generar impacto. Por eso apoyamos iniciativas como GoodShipping.»»